La identificación de un recién nacido ha de servir
en primer lugar como mecanismo de defensa del menor contribuyendo a protegerle
de los muchos y graves peligros existentes (rapto, tráfico de niños,
explotación sexual…), al tiempo que es una garantía para proteger sus derechos
civiles.
Actualmente se identifica a los neonatos a través de
la dactiloscopia, sea mediante la impresión directa sobre tinta ó mediante
impresión digital o biometría.
En concreto, en la Comunidad de Madrid se dispone de
un carné del recién nacido, que recoge las huellas dactilares del bebé, junto
con la huella dactilar de su madre. De esta forma España se coloca a la cabeza
en esta materia, dando así una mayor protección al menor.
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