PRÁCTICAS PARA MEJORAR LA SEGURIDAD
DE LOS MEDICAMENTOS DE ALTO RIESGO:
Las
prácticas para ,mejorar la seguridad de los medicamentos de alto
riesgo:
específicas
que se establezcan deben tener como objetivo que los
errores
no causen efectos adversos a los pacientes y deben estar basadas en
los siguientes principios
básicos de seguridad.
Reducir
la posibilidad de que los errores ocurran: El principal medio
para prevenir los errores de medicación es limitar la posibilidad de
que ocurran. Algunas prácticas para conseguirlo serían: a)
estandarizar los medicamentos de alto riesgo disponibles en los
hospitales, limitando el número de presentaciones de los mismos con
diferentes dosis, concentraciones y/o volumen; o b) limitar las
existencias de los medicamentos de alto riesgo de los botiquines de
las unidades asistenciales; por ejemplo, evitar el almacenamiento de
soluciones concentradas de cloruro potásico en los depósitos de las
unidades.
Hacer
visibles los errores: Teniendo en cuenta que no es posible
prevenir todos los errores, el segundo principio se basa en hacer
visibles los errores cuando ocurran, para actuar antes de que
alcancen al paciente. A tal fin, es necesario implantar controles en
los procedimientos de trabajo quepermitan detectar e interceptar los
errores. Un ejemplo práctico de la aplicación de esta medida es la
implantación de sistemas de “doble chequeo” independiente en
puntos vulnerables para interceptar los errores, ya que es menos
probable que dos personas distintas se equivoquen al controlar el
mismo
proceso.
Este doble chequeo es aconsejable por ejemplo, cuando se utilizan
bombas de infusión para administrar medicamentos de alto riesgo para
poder detectar errores en la velocidad de infusión
Minimizar
las consecuencias de los errores:
El
objetivo del tercer principio es realizar cambios en los productos o
en los procedimientos de trabajo que reduzcan la gravedad de los
posibles efectos adversos causados por los errores de medicación,
cuando hayan fallado todas las medidas anteriores y los errores
lleguen al paciente. Por ejemplo, algunos errores con consecuencias
fatales ocurridos en hospitales americanos hace unos años se
debieron a la administración de viales de 50 mL de lidocaína al 2%
en lugar de manitol, debido a la apariencia similar de los envases.
Si los viales de lidocaína hubieran sido de 10 mL, la administración
errónea hubiera ocasionado efectos adversos en los pacientes, pero
no hubiera tenido consecuencias mortales
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