No estamos solos. Incluso el ermitaño más aislado goza
de una compañía microscópica: las bacterias. Unas sobreviven en la piel y las
mucosas, otras en el tracto digestivo u otras partes del cuerpo. En general, no
suponen peligro alguno porque la piel y el sistema inmune las mantienen a raya,
pero siempre están a la espera de una oportunidad para atacar. Y pocas
ocasiones hay tan favorables para estos microorganismos como el ingreso de su
hospedador en un hospital por una enfermedad grave.
Acinetobacter baumannii |
De hecho, en torno al 8% de todas las personas que ingresan
en un hospital contraen una de estas infecciones, aunque este porcentaje se
incrementa hasta el 30% entre los enfermos de las unidades de cuidados
intensivos (UCI). Del total de infectados en el ámbito hospitalario, se estima
que un 0,5% fallece debido a la infección bacteriana.
"Las infecciones nosocomiales afectan a un número muy
importante de pacientes, aunque la sociedad tiene un profundo desconocimiento
de las mismas", explica el especialista Miguel Puyol, presidente del
Grupo de Infecciones Hospitalarias de la Sociedad Española de Enfermedades
Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), que dedica el 100% de su tiempo en
el Hospital de Bellvitge (Barcelona), donde
trabaja, a mantener a raya a estos patógenos.
trabaja, a mantener a raya a estos patógenos.
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